lunes, 6 de abril de 2009

Nueva dirección del blog:


Por cuestiones de espacio este blog se encuentra ahora en la siguiente dirección: http://marcelinocuevasantos.blogspot.com





El Templo de La Sangre Y Los Calamares Fritos: Bar Danubio

El Bar-Cafetería Danubio, es una de las referencias hosteleras de la zona de la Pícara. Su especialidad, desde hace muchos años son las tapas, y sobre todo dos que le han dado merecida fama, la sangre guisada y los calamares fritos. No es fácil cocinar unos calamares que sepan de verdad a calamares, y si no hagan la prueba a freírlos en casa. “En toda cocina hay secretos –dice Dani, que está al frente del establecimiento- pero quizá lo más importante es la gran cantidad que hacemos cada día. La sangre es algo que hemos heredado de mis tíos, que fueron los anteriores propietarios del establecimiento e, incluso, de algún cocinero anterior a ellos. Seguimos haciéndola con todo esmero y con ese imprescindible punto de picante que la hace deliciosa”.

Estupendas tapas con los vinos o las cañas, lo mismo a mediodía que por la noche y un montón der raciones que, incluso, preparan para que sus clientes puedan llevárselas a casa. Roldanes, croquetas, pimientos rellenos, ensaladas de pasta o de patata, ensaladilla rusa, crepes de fresa, chocolate o salados, patatas ali-oli, patatas bravas, tortilla de patata… “Los precios son muy asequibles –comenta Dani- la ración más cara es la de pimientos rellenos que, preparada para llevar a casa cuesta 6,50 euros, pero las otras están todas entre los 3,40 y los 4,00 euros. Y también servimos todas estas especialidades por medias raciones”.

Es una posibilidad de comer con sencillez y a un precio más que asequible, alrededor de los siete euros, y menos si se pide en base a los precios.

Aunque lo importante es que estos sencillos platos están elaborados con sumo esmero y que, algunos, como la sangre y los calamares fritos, repetimos, en pocos lugares los encontrarán mejores.

El lugar es amplio y cómodo, Dani lo dirige con juvenil alegría y siempre tiene un buen ambiente. No se puede pedir más.

……..

Bar-Cafetería Danubio / Calle de Santiesteban y Osorio, nº 1/ León / Teléfono: 987.20.84.19 / Descanso: Lunes

Menú recomendado: Patatas bravas / Calamares fritos / Crepes salados / Precio: 9 euros
Calificación: (de 1 a 5) ***

jueves, 30 de octubre de 2008

Arte, vino y gastronomía



Las creaciones de Vicente García Plana, los Vinos de Enate y la gastronomía del Corte Inglés, maridan a la perfección

Cada botella de vino, o por ser más exactos, su contenido, produce en cada uno de los que disfrutan de ella sensaciones diferentes y únicas. Esta es la filosofía de un artista, Vicente García Plana, para crear su colección de Etiquetas Imposibles.

La historia comienza en la muy vinícola tierra del Somontano aragonés, concretamente en las jóvenes bodegas de Enate.

Vicente García ha sabido crear una fantástica historia en tres dimensiones en el exiguo espacio de una botella. Y con estas creaciones ha realizado una exposición o, por decirlo con palabras más actuales, una sugerente instalación, en la que todos estos capítulos forman un libro virtual que habla de amor, de amistad, de emociones, de todo aquello que los humanos somos capaces de vivir en la ceremonia que se oficia alrededor de una botella de buen vino.

Su colección de Etiquetas Imposibles puede verse estos días en el Club del Gourmet de

El Corte Inglés. Y con este motivo se han presentado en el restaurante de los grandes almacenes los vinos de Enate. Ha sido en el transcurso de una comida en la que se ha realizado un sustancioso maridaje entre los caldos de la bodega aragonesa y los suculentos platos que a propuesto Osvaldo, el vanguardista cocinero de El Corte Inglés. Para un delicado y delicioso Paté de perdiz con puré de alubias y albaricoques, se ha propuesto el Enate Rosado, un caldo joven y muy afrutado donde destacan los aromas de la fruta y que algunos de los asistentes compararon con nuestros Prieto Picudo.

Para las patatas con langostinos, receta recuperada de la mejor tradición asturiana, el Enate Chardony, un vigoroso blanco criado con mimo en barricas de roble francés. Por su parte el Compacto de morcilla y manzana, una creación sublime del artista de los fogones, fue acompañado de un original Enate Syrah Shyraz, elaborado teniendo como ejemplo los caldos que con esta variedad se hacen en Francia y Australia. Y, finalmente, con el Morro de ternera en salsa vizcaína, los presentes se dieron la satisfacción de degustar uno de los vinos estrella de la bodega, el Enate Reserva 2005.

Enate comenzó su aventura vinícola en el año 1991, con el objetivo de elaborar vinos de la mayor calidad dentro de la Denominación de Origen Somontano. Es un ambicioso proyecto que continúa sorprendiendo con sus caldos de altísima calidad que siempre están hermanados con los artistas, ya que cada una de las botellas del catálogo de la bodega lleva una etiqueta diseñada por un pintor distinto. Incluso su gran reserva, que solamente se elabora en las cosechas excelentes, cuenta con una etique distinta para cada añada. La del 2005, que salió al mercado recientemente pertenece a Canogar. Mientras que en años anteriores las han firmado artistas tan relevantes como Chillida, Saura, Tàpies o Broto.

El arte, el vino y la buena cocina fueron capaces de acercar a los asistentes a una atmósfera diferente, llena de sugerencias y recuerdos, de debates y acercamientos, de sabores, texturas y aromas… el arte y una buena mesa consiguen siempre hacer que las crisis, por duras que sean, queden aparcadas en un rincón, aunque sólo sea por un breve periodo temporal.

lunes, 27 de octubre de 2008

Un alumno leonés en El Bulli



Daniel Giganto trae a León las novedosas técnicas del superlujoso restaurante de Cala Montjoi

Es como el hijo pródigo de uno de los más sustanciosos cocineros de León. Ha vuelto a casa a pesar de que ha vivido una larga temporada en el templo máximo de la cocina española. Se llama Daniel, y es el hijo de Amancio, el ilustre cocinero que hace como nadie las patatas a la importancia. Confiesa el feliz padre que él también hubiera querido estar al lado de Ferran Adrià en su restaurante El Bulli, “Pero con mis años es imposible ya ir en busca de la innovación. Solamente me queda seguir haciendo lo mío lo mejor posible. Pero es importante que Daniel traiga nuevas ideas, nueva savia, a nuestro restaurante”.

Tres meses ha estado el joven aprendiz en Cala Montjoi, aprendiendo los secretos, mejor diríamos las técnicas, del genial cocinero catalán. “Ha sido una gran experiencia profesional. Trabajar en el que está considerado como el mejor restaurante del mundo no tiene ningún parangón, no lo pensé… y quizá vuelva, pues la puerta, según me dijo el maestro al despedirnos, ha quedado abierta. Por cierto, que quiero señalar que Ferran, a pesar de del reconocimiento mundial que tiene, es una persona enormemente sencilla, que habla normalmente con todos los que y trabajan en su empresa y que, por encima de lo sofisticado de su cocina, es capaz de cenar un bocadillo de sardinas”.

Daniel Giganto Arias conoció desde niño los fogones de Amancio, por eso la pregunta es inevitable, ¿hay gran diferencia con los de El Bulli? “Mucha –dice- aquello es un pequeño laboratorio, es una auténtica sinfonía de sabores, un cúmulo de novedosas maneras de trabajar, de tratar los productos… no digo que mejor o peor que la de mi padre, pero es una dimensión diferente. Son restaurantes completamente distintos, partiendo de la base que aquí hacemos una comida tradicional, mientras que allí van muchos pasos por delante buscando siempre elaboraciones muy complejas, matices completamente nuevos… es otra historia”.

El joven cocinero aún está en una nube y confiesa que lo que más le sorprendió de El Bulli es “el mimo por el detalle. El primer día de estancia allí –dice- me mostraron el armario donde guardan la cristalería y había cincuenta y siete copas distintas. Es admirable el cuidado que tienen con las pequeñas cosas, por ejemplo, la rosa que ponen siempre sobre la mesa. Es admirable su cuidado por los detalles”.

Claro que bien se puede poner interés en los detalles cuando trabajan en la casa setenta y cinco personas para atender cada noche a cincuenta. “Sí, casi tocan a dos personas por cada comensal. Eso explica en parte los altos precios que hay que pagar por comer allí. Una atención esmeradísima, unos platos llenos de innovaciones, unas materias primas exquisitas… sin duda, hay que pagarlo”.

A Daniel hay cosas de El Bulli que le gustaron especialmente. “Hay que tener en cuenta que Adriá presenta cada año una carta nueva con cerca de trescientos platos, de ellos selecciona cuarenta para el menú degustación. A mi me gustaron mucho el Negrito, un pescado muy abundante en la Costa Brava que preparan con jugo de jamón. También me pareció espléndido el Canapé de caza, de trufa blanca y liebre. Y las navajas, sirven una navaja a la plancha con su falsa de naranja y un alga japonesa… Pero lo que más me sorprendió, sobre todo visualmente, fue el tema de pastelería, que en El Bulli es un auténtico arte”.

Daniel está seguro de que su larga temporada en El Bulli, al lado del maestro Adrià y sus acólitos, será positiva para su carrera. “Por lo menos vas a tener una cosa clara: sabes lo que no debes hacer. Después hay un montón de ideas que pueden tener cabida en nuestra oferta gastronómica, aunque hay otras que son completamente inviables, por su complejidad y por el sacrificio económico que supondría para nuestros clientes”.

El hijo de Amancio tiene fijación por una cosa sencilla que en El Bulli se ha hecho imprescindible, las aceitunas esféricas, un aperitivo que nació en el 2005 y que desde entonces está siempre en las mesas del mítico restaurante. “Es una maravilla y además sencilla. Hay que sacar el jugo concentrado de las aceitunas y luego por un método de esferificación-inversa consiguen hacer de nuevo una aceituna. Pero hay que tener en cuenta que para hacer una de estas aceitunas tecnológicas hay que emplear veinte aceitunas naturales”.

Daniel tiene trabajo al lado de su padre, pero después de esta experiencia está dispuesto a pasar siempre sus vacaciones trabajando en grandes restaurantes para aprender las novedades del cada vez más complicado mundo de la restauración. Y mientras, su padre, Amancio, sonríe y ve como su retoño se anuncia como gran sucesor de su estupenda carrera ante los fogones.



La copla y los vinos bercianos hacen una buena combinación


En la antigua calle de Renueva hay un joven restaurante con el nombre más típico y castizo de cuantos existen en la ciudad, se llama La Copla, y ofrece una cocina elegante, moderna y creativa. Además tiene otro atractivo especial en estos tiempos de crisis, por un lado sus precios están al alcance de todos los bolsillos y, después, tiene menús destinados a las personas que se ven obligadas a comer habitualmente fuera de casa y que no pueden permitirse el lujo de hacer dispendios. Así se conjugan la buena cocina, el escenario elegante y la accesibilidad económica, cosa que, como decíamos, en estos días tienen la máxima importancia.

Pero en este caso no se trata de hablar de cocina, sino de dejar reseña de la cata celebrada en La Copla el pasado miércoles. Se presentó, lo hizo Antonio Gómez Martínez, la bodega berciana Viña Albares. “Viña Albares –explicó- es una exclusiva bodega situada en El Bierzo. En Viña Albares somos expertos en la elaboración y comercialización de vinos a partir de uvas de viñedos propios. Apostamos por la calidad y el buen precio, por encima de la producción masiva, lo que nos permite obtener unos vinos de calidad a partir del mimo y la dedicación hacia nuestras viñas. Nuestras variedades van desde la originaria Mencía del Bierzo, hasta la Gewürztraminer, pasando por Merlot, Syrah, Tempranillo, Cabernet o Sauvignon”.

Son varios los vinos que actualmente comercializa la bodega, “Elaboramos –comentó- Vinos de la tierra de Castilla y León: Quinta del Obispo, uVeA, Albares (nuestro vino de más alta gama, en edición limitada”) y vinos D. O. Bierzo: Tierras de Albares”.

Es posible que tu navegador no permita visualizar esta imagen.Buena parte de la producción de uva de esta bodega se basa en viñedos antiguos. “Nuestro legado es un total de 50 hectáreas de viñedos propios, algunos de ellos con más de 150 años de antigüedad, de donde nace el Albares edición limitada. Los frutos de estas tierras son transformados en vinos de calidad única, que debe su agradecimiento en parte a la excelente localización y geografía de nuestros viñedos (700m por encima del mar), exposición solar al sur y su terreno arcilloso-arenoso, ideal para el cultivo de la vid. Unión entre tradición, cuidado y avances tecnológicos que dan como resultado un vino diferente y especial para cualquier paladar”.

En la cata nos resultó especialmente brillante su blanco uVeA. Un caldo de color amarillo ambarino sorprende, con ligeros reflejos rosáceos y asalmonados. Pero el fuerte de uVeA Sauvignon reside en su riqueza aromática floral, que provoca un intenso impacto en el olfato que va incrementando su intensidad una vez servido en copa, en contacto con el aire. Su condición de vino dulce sin aguja combinado con sus excelentes características aromáticas, unidas a su gran suavidad en el paladar convierten a este vino en un caldo delicioso.

También es muy interesante su Quinta del Obispo roble, con quince meses de barrica y un sabor en el que ensambla perfectamente la madera. Vino de la Tierra de Castilla y León, este tinto presenta una profunda fusión entre las notas aportadas por la juventud de la Mencía y el envejecimiento de este tipo de uva en roble francés. Presenta un marcado color rojo guinda con matices azulados. Las sensaciones gustativas denotan la finura de su tanino y la untuosidad propia del envejecimiento, En nariz se perciben sensaciones de humo, especias y frutos rojos. Fue premiado con el Zarcillo de Plata en el año 2007.

(Esther Santás)Un ojo leonés sobre Tokio


La fotógrafa leonesa Esther Santás expone en la Galería

Desde sus comienzos uno de los secretos de la fotografía es la originalidad del los motivos retratados, así se explica fácilmente la cantidad de instantáneas de países lejanos que vemos habitualmente en los concursos. Quizá por eso la leonesa Esther Santás ha cogido sus bártulos y se ha ido ni más ni menos que a Japón.

Pero su viaje a Extremo Oriente no ha sido para fotografiar pagodas, o para retratar a delicadas bailarinas en kimono. Santás, que viajó en compañía de un grupo de arquitectos, ha querido capturar las imágenes que mejor definen a las grandes urbes japonesas, esos conglomerados de edificaciones modernas y antiguas que marcan la diferencia de las grandes ciudades de aquel país con las occidentales.

Esther Santás ha trabajado desde dos perspectivas muy distintas, por un lado muestra al espectador visiones espectaculares donde se puede apreciar el complicado entramado de las grandes ciudades niponas, su dédalo de calles, sus muros de rascacielos… todo un ejercicio de geometría diseñado para que los millones de personas que habitan, por ejemplo, Tokio, puedan desenvolver su vida cotidiana.

Por otro lado, la fotógrafa muestra una gran sensibilidad al presentarnos pequeños detalles, rincones en los que juega con la luz y las sombras. Son espectaculares sus instantáneas de los relieves que en las calles japonesas sirven de señalización a las personas invidentes. E, indudablemente intimistas, algunas tomas de esquinas y fragmentos de edificios en las que la artista muestra la otra cara de la enorme metrópoli.

Ha querido Santás dejar claro que en Japón no separan la arquitectura antigua de la más innovadora, y en algunas de sus fotos presenta esquinas en las que conviven, en oriental armonía, lo viejo y lo nuevo, lo ancestral con lo futurista.

Completan la exposición algunos divertidos, aunque no por eso menos rigurosos, trabajos de ingeniería digital, en los que, con un tono evidentemente lírico, presenta auténticos poemas en imágenes.

Y todo esto en el pequeño espacio de la peluquería Galería, en la calle del Conde Luna, número 7. Un paso más en la ya larga carrera de Esther Santas que cada vez se muestra más como una fotógrafa completamente comprometida con la modernidad.


(Gonzalo Prieto)Desembarco en la realidad


El joven pintor leonés Gonzalo Prieto expone en la galería Sardón

Es verdad que en los últimos tiempos, en los últimos dos años, la carrera pictórica de Gonzalo prieto ha ido In Crescendo, como acertadamente ha titulado el artista su nueva exposición en la galería Sardón. Ha sido una época de experimentación continuada en busca de caminos nuevos. Ha sido una lucha tremenda que le ha servido para encontrar su sitio, para definir su personalidad pictórica. Para ello ha pasado por todas las técnicas, desde lo más clásico del óleo, a las nuevas vertientes digitales, todo le ha interesado pero, al final, se ha quedado con una sugerente figuración llena de originalidad que ya forma parte de esta exposición pero que, según cuenta el propio artista, veremos definirse definitivamente en la próxima.

Explica el pintor que en su trabajo ha ido “experimentando texturas, trabajando los diferentes cromatismos… para integrarlo todo en algo figurativo. Yo voy un poco al revés, estoy pasando de la abstracción pura y dura a la figuración, del expresionismo al hiperrealismo. En esta etapa estoy pintando mucho con acrílicos y óleo”.

En cuanto a sus coqueteos con los ordenadores reconoce Gonzalo Prieto que no es lo suyo. “Es algo que está de moda y de lo que no hay que renegar, lo he intentado y he logrado resultados muy interesantes, pero creo que la pintura de siempre, la que yo creo que es la de verdad, es superior a los unos y los ceros de la informática”.

Si algo se puede destacar en los cuadros de esta exposición es la fuerza con la que Prieto emplea el color, sin ninguna inhibición, arriesgando mucho, ya que en la mayoría de sus lienzos trabaja con colores pletóricos de fuerza y que sin duda le habrá costado mucho dominar.

In Crescendo es una ocasión importante en la carrera de este joven pintor ya que, después de conseguir algunos premios importantes, y de haber logrado encontrar el que parece ser su camino artístico definitivo, esta es su oportunidad para demostrar lo que lleva dentro, que por las muestras que hasta ahora ha ofrecido en sus exposiciones, es mucho.